lunes, 20 de marzo de 2017

No me cansa la maternidad, me cansa el patriarcado.

Hay varias páginas que sigo sobre maternidad. Como todo en la vida, cada quien toma lo que le viene bien y lo que no, simplemente lo desecha. Pero, hay ocasiones que, desde los títulos, sé que me van a hacer querer tener a la escritora enfrente y decirle: "Sale, te acepto los consejos cuando bajes de tu nube y te plantes de cara a la realidad que vivimos la gran mayoría de las madres que no contamos con tantos privilegios como tú. Ve y dile a aquella mujer que vi hace tiempo en el metro con un hijo de una mano, cargando a otro y embarazada de un tercero, tus consejos de cómo evitar explotar cuando su hijo cansado le pida también los brazos, mientras ella intenta sujetarse con fuerza del tubo, con el vagón atascado, el calor penetrante y su evidente agotamiento".

O decirle a aquel psicólogo, buen samaritano, que ha escrito un libro (que ha sido todo un best seller): "¡Vaya, por fin! Lo que estábamos esperando, que un hombre nos venga a decir cómo debemos vivir la maternidad, ¿Cuándo se le ocurrió? ¿Durante el embarazo, el puerperio o tuvo depresión post parto?".

No soy psicóloga, ni comunicóloga, ni educadora (bueno, eso depende del cristal conque se mire porque llevo 12 años educando a 2 pingos, sin talleres, sin guías y con un horario de 24/7), pero sé lo que es ser madre y sé lo que es ser mujer en una sociedad patriarcal.

Escribo esto después de leer dos artículos: http://www.mamadre.cl/2017/03/por-favor-sean-felices/  y http://www.mamadre.cl/2017/03/el-problemas-no-son-los-hijos-el-problema-es-creerse-supermadres/

El primero, comienza su artículo así: <<¿Escribir de paternidad yo? Lo primero que pensé al iniciar este relato fue ¿qué voy a saber de paternidad yo? Yo que vivo a más de 3000kms de ella (mi hija), y que aunque estuviera cerca no sabría qué hacer”. Este pensamiento me hizo sentir “igual a mi padre”, y motivó las siguientes líneas.>>  El chiste se cuenta solo.

Luego continúa: <<El matrimonio de mis padres terminó muy anticipado, según las crónicas familiares debido a las infidelidades de mi padre, narración en la que mi madre, secretaria, soltera con trabajo inestable y mal pagado, y con dos personas que criar, era la víctima...
... Decir que no hay una receta para el ejercicio parental, no es lo mismo que decir “a nadie le enseñan a ser padre o madre”. Lo segundo es una falacia. Los niños y niñas que crecen bajo su abrigo aprenden de ustedes lo fundamental sobre cómo ser padre, madre e hijo. Viendo a sus propios padres niños y niñas encuentran respuesta a cómo se vive en familia; a cómo ser felices y disfrutar la vida en conjunto; a cómo se solucionan los problemas en pareja; a cómo se actúa ante el error de un niño(a), o de una pareja, etc.
No hay respuestas correctas o incorrectas, pero sí que facilitan o dificultan la vida. Creo que, sin dejar de procurarles cariño y cuidado a sus retoños, si se esfuerzan por conseguir sus propios objetivos en la vida; por alcanzar aquello que les hace felices y disfrutar tanto del proceso como del resultado, estarán mostrando la forma de conseguir la propia felicidad. Hagan eso y estarán cimentando la felicidad de sus hijos(as) y, al mismo tiempo, construyendo para ellos(as) un mundo en que la parentalidad no es un sacrificio, sino que puede ser disfrutada.>>  A ver... él mismo habla de que se aprende de los padres, pero sólo leo de que a quien juzga es a su madre y luego habla de alcanzar aquello que les hace felices, bueno, que me explique cómo cree que podría haberlo hecho su madre después de laborar en un trabajo mal pagado y criando sola a dos hijos.

En el segundo, una psicóloga acepta que <<Todas las mujeres incluídas las no madres, somos aún más vulnerables que los hombres a la discriminación, al abuso, al maltrato y al sometimiento.>> y que <<Efectivamente ser mujer madre y profesional implica una doble (o triple o cuádruple!) exigencia, pero en parte el nivel de sobrecarga psíquica que esto conlleve se relaciona con cómo la mujer gestione, transe y equilibre cumplir esas expectativas o exigencias, y no sólo en cuanto a su maternidad sino también a cumplir otros roles.>> y también enfatiza que <<Actualmente se está midiendo el ejercicio de la maternidad con estándares casi empresariales y veo que esto amenaza la experiencia placentera de esta.>>  y añade << ¿Será la maternidad la que nos está esclavizando o la manera de llevarla en el modelo social imperante hoy? La sociedad muchas veces nos hace ingrata la tarea de maternar y nos condena con una serie de exigencias que nos coartan. Tener hijos actualmente está muy poco recompensado por el sistema en que vivimos. Significa un detrimento de condición económica pero también un menor reconocimiento a otros niveles.>>

Hasta ahí, todo bien. Es un excelente artículo. Sólo que cuando dice <<Muchas mujeres se están tomando la crianza como un trabajo profesional con todo lo que ello implica, y con los criterios de competitividad, eficiencia y productividad casi de un corredor de bolsa!>> yo agregaría: porque eso es lo que la sociedad nos ha hecho creer.

En mi experiencia, entré al mundo de la maternidad cargada de exigencias y con miedos que no conocía. Antes de tener hijos, pensaba que, cuando decidiera tenerlos, seguiría laborando fuera de casa; me veía felizmente dejando a mi hijo en la guardería para dirigirme a mi trabajo, como en esas fotos de los artículos que hablan sobre maternidad, balanceando cómodamente mi trabajo dentro y fuera de casa. La realidad me despertó de golpe. ¿Cómo no se me ocurrió pensar que, en un campo laboral que pide una prueba de no embarazo, podría evitar contratar a una mujer con un hijo? ¿Cómo no se me ocurrió pensar que sentiría un miedo atroz de dejar a mi hijo indefenso en manos de una persona que en realidad no conozco, por muchos títulos que tenga? ¿Cómo no se me ocurrió pensar que, lo anterior, más vivir en una sociedad donde un hombre gana más que una mujer teniendo las mismas capacidades, más el costo de una buena guardería, más los chips patriarcales insertados de lo que son "las cosas de mujeres y las cosas de los hombres", me darían un balance de que era mejor quedarme en casa?

No me lo invento ni me lo saco de la manga. La realidad brutal es que, desde que nacemos, las mujeres vivimos cargadas de estereotipos, de machismo puro.

¿Lo peor? Que nos hacen creer que es nuestra culpa. Obvio, no tienes que creerme, pero eso es lo que yo veo. Los slogans, los comerciales, las conversaciones, las leyes, la cultura en sí, nos hablan de los "roles femeninos y los roles masculinos". A donde quiera que mires, nuestra sociedad nos habla de que, para ser una "mujer exitosa" debes saber balancear perfectamente tus papeles de mujer (respetable, por favor), esposa (sexy, por favor), madre (abnegada, por favor) y profesional (extraordinariamente capacitada, pero que acepte ganar menos que un hombre, por favor).

Si a todo lo anterior, le aunamos el hecho de que el trabajo en casa es invisibilizado... ¿Cómo carajos no quieren que nos sintamos cansadas? ("¿Cómo carajos no quieren que se sientan hasta la madre?" - dijo mi esposo) Y no, no estamos cansadas de la maternidad en sí, estamos cansadas de las exigencias sociales de un mundo patriarcal. Estamos cansadas de que nuestro trabajo no sea valorado (ya ni hablemos de remunerado). ¿Cómo puedes decirle a una mujer que vive en desigualdad, en una marginalidad, que es su culpa?

Si eres mujer, en lugar de atiborrarme de artículos de "cómo criar un hijo feliz", "cómo ser exitosa en tu trabajo sin descuidar tu maternidad", "cómo ser mujer sin morir en el intento", háblame de empatía, de sororidad, de cómo podemos crear vínculos matriarcales y feministas que construyan una sociedad equitativa e igualitaria. Y si eres hombre, no me hables de cómo "ser una mujer feliz", háblame de tu lucha por vencer tu machismo para tener una paternidad responsable y saber balancear tu trabajo fuera de casa con tus labores domésticas.