martes, 18 de agosto de 2015

Los niños nos miran

Hace un buen tiempo que un video llamado "Los niños nos miran" circula por la red: 


Con pocas imágenes y en cuestión de segundos nos muestra una realidad brutal e incómoda.

Estoy segura que todos los que somos padres, nos consideramos buenos padres. La mayoría daríamos la vida por nuestros hijos, por protegerlos y cuidarlos de la malicia y de los vicios, porque tengan las comodidades y oportunidades que no tuvimos, sobre todo porque tengan una vida feliz y plena. Como dice la canción de la Guzmán: "Ruego al cielo que me deje verte llegar lejos, mucho más que yo".

En varias ocasiones he comentado sobre los grandes cambios que ha sufrido la base de nuestra sociedad: la familia, dominada por el consumismo que vivimos día a día, hace casi obligatorio que ambos cónyuges trabajen fuera de casa para poder solventarlo, quedando así que los hijos sean educados en una institución la mitad del día y la otra mitad por los abuelos, tíos o empleadas (si bien les va), la gran mayoría crece solo, a la buena de Dios.

También tenemos un gran número de madres solteras que trabajan fuera de casa. Lo pongo como punto aparte porque la gran mayoría de ellas han tenido la poca fortuna (si se pude llamar así) de no contar con el padre de sus hijos; por tanto, no tuvieron el tiempo de decidir si quedarse o no en casa para educar a sus críos, porque no estuvo la otra parte. Pero también existen las que viven con sus cónyuges sumergidas en la estructura del siglo pasado: él sólo es el proveedor y ellas las encargadas de la educación de los chicos, del trabajo en casa y la atención del marido; en una palabra: esclavas, el porqué deciden que así sea es tema para otra ocasión.

Cada quien lucha con sus propios demonios, con su pasado y tomamos lo mejor y lo peor que, como hijos, observamos en nuestros padres. Y no porque nuestros padres fueran malos padres, sino simplemente porque es ley de vida que cambiamos, nos adaptamos y mejoramos de acuerdo al avance de nuestra sociedad y de los elementos con los que contamos para hacerlo.

Es bien sabido por muchos, sobre todo mis contemporáneos, que los tiempos han cambiado y de pronto nos vemos diciendo las mismas frases que les escuchamos repetir una y mil veces a nuestros padres en alguna reunión: cómo han cambiado los tiempos... en mis tiempos... 

Todos los tiempos son fabulosos. Efectivamente, nosotros crecimos jugando con los chicos de la cuadra, había más respeto a los mayores, etc., etc., etc. Pero también hay que reconocer que el avance científico, tecnológico y de las comunicaciones, si bien es cierto que nos muestran un panorama más amplio del mundo, de lo que somos capaces los seres humanos, no determina el cómo serán nuestros hijos. Los niños nos observan, los niños nos imitan, no sólo en la forma en que hablamos, comemos en la mesa o si somos exitosos en nuestra profesión.

En muchas ocasiones he escuchado a infinidad de personas comentar: "Es que ya no hay respeto", y es muy cierto, cada vez es más común ver a chicos irrespetuosos por la calle tirando basura, insultando, molestando, diciendo palabras altisonantes a diestra y siniestra; pareciera que no tienen padres... y en efecto, no los tienen como tal.

Ayer, por ejemplo, fuimos a un concierto, llegamos cuando estaba a punto de comenzar. Una señorita nos llevó hacia nuestros asientos y nos encontramos con la sorpresa de que estaban ocupados por una familia: padre, madre y una niña de unos 2 ó 3 años. La Srita. de la forma más amable les hizo ver que estaban equivocados, pero estaban renuentes a levantarse. Después de unos 15 mins. y justamente cuando estaba iniciando el concierto, tuvieron que hacerlo y dirigirse a sus lugares que se encontraban 10 filas detrás. Obviamente el incidente fue molesto, incómodo e innecesario. No dudo ni tantito que esos padres se esmeren porque su hija se sepa amada y valorada, pero también estoy segura de que esa niña crecerá siendo una persona abusiva.

Hace años tuve una amiga que también era mamá en casa. Por muchos años compartimos anécdotas, nos hicimos compañía mientras nuestros hijos iban creciendo ya que tiene un niño de la edad del mío. Ella se quejaba mucho de su matrimonio, su marido era un macho al cual literalmente le pedía permiso para vernos, él la trataba como esclava, ni siquiera podría decirse que como empleada doméstica. Muchas veces la compadecí por su abnegación. Se levantaba tempranísimo para hacerle el desayuno a su cónyuge antes de que éste se fuera a trabajar, no importaba si había pasado la noche en vela porque su hijo estaba enfermo o si ella misma estaba enferma, mantenía la casa limpia y la comida caliente. Conforme los chicos iban creciendo, me fue imposible conservar la amistad, y no porque ella y yo hubiéramos cambiado, sino porque nuestra forma de educar a nuestros hijos comenzó a verse cada vez más diferente. El niño, a pesar de ser de la edad de mi hijo, hablaba como si tuviera menos años; no le pedía, le exigía a su mamá, jamás le decía un "por favor", un "gracias" y hacía berrinches insoportables, obviamente no obedecía orden alguna de ella. No se necesita ser un genio para darse cuenta de que el niño crecerá sin un gramo de respeto por la mujer y repetirá el papel de macho abusivo que le enseña su padre y buscará como pareja a una mujer abnegada de la cual pueda abusar, como le enseña su madre.

Una de las cosas que han cambiado ha comparación de nuestros tiempos es que los chicos ahora tienen mayor libertad para expresar sus sentimientos, ideas y emociones. Antes no se nos tenía permitido intervenir en una conversación de los mayores y mucho menos tocar temas tabú (regularmente los que eran de índole sexual). Ahora contamos con muchas herramientas que nos permiten explicarles los temas "espinosos" (Aun así de pronto se nos pone la mente en blanco y tenemos que pedir que nos permitan analizar la pregunta) y se les da la apertura para que pregunten sin temor a ser regañados. Hace días me topé con este video en la red: https://www.youtube.com/watch?v=BbERP8DAbGc . El video pueden parecer cómico e inocente, pero... ¿De verdad sólo debe quedar hasta ahí? Sí, los chicos tienen todo el derecho de expresarse, pero ¿Dónde queda nuestro derecho a ser respetados? Y no sólo como padres, como seres humanos. Si no enseñamos a nuestros hijos que hay comentarios que ofenden y lastiman, ellos crecen sintiéndose con el derecho de ser "brutalmente honestos" sin importarles el cómo hacen sentir a la otra persona. Es increíble la cantidad de casos que he conocido donde los chicos van a las mejores escuelas, los padres se esmeran porque tengan las mejores cosas materiales y al mismo tiempo les permiten que sean groseros con ellos, con sus abuelos, tíos, hermanos, etc.; y no sólo hablo de una agresión verbal, también física. Si un niño, por ejemplo, le da una bofetada a un abuelo y los padres con voz complaciente y sonrisa en la boca le dicen un leve: "No, mi amor", en lugar de un seco y firme: "Eso no se hace, lastimas a tu abuelo", dudo mucho que ese niño crezca con un gramo de respeto y empatía.

Hemos visto por la red chicos maltratando animalitos sin mostrar un poco de humanidad, pero al mirar también videos de perros y gatos abandonados en la calle, es facil adivinar en dónde aprendieron a tratar a otros seres vivos como si fueran objetos que se pueden tirar. Como diría Sabines en su poema: "No lo sé de cierto, lo supongo". Me vienen a la mente dos casos de chicos tratados como objetos: el caso de una chiquita donde la mamá es soltera y joven, quien con tal de estar en la fiesta, deja a su hija completamente sola 4 días de la semana o a cargo de quien quiera aceptar la responsabilidad; otro de una ocasión en un bar donde llegó una mamá joven con un niño como de 9 años, obviamente no la dejaron entrar al bar, entonces decidió dejar a su hijo en el estacionamiento mientras ella estaba en la fiesta. O, por ejemplo, está este video en la red https://www.youtube.com/watch?v=aelsugr0yJw 

Otra de las cosas que les hacemos hincapié a nuestros hijos es que las mentiras no son buenas, que no deben mentirnos por evitar una reprimenda, pero... ¿De verdad eso les enseñamos? En muchas ocasiones he visto a conocidos pedirles a sus hijos que digan una "mentira piadosa": "Dile que no estoy, que acabo de salir, no le vayas a decir a tu maestra que te ayudé a hacer la tarea, di que estabas enfermo o que yo me enfermé si te preguntan por qué no fuiste a la escuela". Una mentira, es una mentira, punto. No sólo les estamos enseñando a ser mitómanos profesionales, sino también que es bueno no afrontar las consecuencias de nuestros actos.

Al leer las noticias, es triste enterarse de cuántos niños han sido secuestrados, abusados, etc. Los motivos son diversos, pero me gustaría tomar las noticias de chicas que han sido violadas por conocidos estando en estado de ebriedad o que han sido raptadas u obligadas a prostituirse por personas que conocieron por las redes sociales. Cierto es que a medida que pasa el tiempo, los padres nos vamos quedando atrás en tecnología y manejo de la red; tengo amistades de mi edad que no tienen idea del manejo básico de una computadora, se limitan a decir que no lo entienden, que no les hace falta, que no le encuentran chiste; es entonces cuando me pregunto: ¿Cómo van a entender a sus hijos, cuando ellos mismo ponen la barrera? Sobre todo, ¿Cómo pueden protegerlos de los depredadores? Si los que tenemos chicos y medio dominamos el tema, sabemos que es imposible mantenerlos 100% a salvo?

En fin, que podemos aumentar muchas situaciones en la lista: la falta de consideración entre los integrantes de la familia, los hombres que escupen y orinan en la calle, los padres que tiran basura, los que les enseñan a sus hijos el valor del dinero y de las marcas, etc., etc., etc. 

Si bien es cierto que nadie nace sabiendo ser padre, todos contamos con un una conciencia, con esa corazonada que nos dice cuándo no está bien lo que estamos haciendo. 

Alguna vez leí por ahí una frase muy cierta: La escuela inculca conocimientos, la educación y respeto se inculcan en casa.